Eduardo Verastegui
En conversación con
Contar una historia requiere de un esfuerzo que muchas veces no sabemos dónde hallarlo. Lo importante, pienso, es la necesidad en sí misma de querer expresar todo lo que posiblemente nace en la mente y se termina mudando al corazón. Tal vez muchas de esas ideas recorren el cuerpo. A mí me gusta, por ejemplo, pensar que la sangre es una idea convertida en un fluido que viene del corazón, y ronda por todo el cuerpo para mantenernos vivos. La idea misma convertida en sangre es la única metáfora que prescribe y más se acerca a mis encuentros con el arte y sus artistas.
Cuando vi el último material de Lennin Chirinos llamado Cazador de atardeceres, me pregunté quizá cómo cualquier otro espectador: ¿Por qué contar esa historia? La respuesta fue para mí la interpretación subjetiva que nace desde mi experiencia, del posible bagaje cultural; pero más allá de fijar alguna contestación, interesa mucho más el por qué la necesidad de construir un arte o cierto tipo de arte, y por qué tal medio para captar la propia vida. Porque a fin de cuentas, quiero creer que la esencia de todo esto sea justamente eso: captar la vida.
Una lectura del video:
Hay un hombre que se piensa es un ermitaño que se revela ante su ensimismamiento cuando mira entre las rejas de un lugar abandonado, un atardecer que empieza a asomarse como un presentimiento. La primera imagen poética es la de ese hombre que persigue el cuerpo entero de un cielo que nunca deja de moverse. Ya diría Baudelaire en su poema El yo pecador del artista: ¡Delicia grande la de ahogar la mirada en lo inmenso del cielo y del mar! Y es que este hombre, al igual que el poema, consigue perseguir su propia mirada de hombre solitario en un recorrido que nace del movimiento de las nubes y los atardeceres que acontecen en las esquinas del cielo. Todo es infinito en este poema tallado también por la soledad de las montañas; hay un hombre que observa, y con sus manos parece darle la bienvenida a los colores del cielo, es como si fuera una reverencia, una forma de dialogar y controlar el movimiento de las nubes, del atardecer metido en la infinitud de lo inmenso. Luego, aparecen los espejos, y de inmediato pienso en esa estrofa del poema de Borges que se titula Los espejos: Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro paredes de la alcoba hay un espejo, ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo que arma en el alba un sigiloso teatro. Entonces, el hombre deja de estar solo y se encuentra en la compañía de la inmensidad que aguarda en su mirada y que después de todo puede parecer suficiente. Los espejos son el canal para captar lo que hay dentro de aquel hombre y que en el reflejo termina por revelarle de qué va su soledad o aquel aislamiento: el albor que se asoma y se despide ante sus ojos.
El video es también un performance que se construye por la danza de su intérprete y la música que lo acompaña, la quietud y el movimiento. También puede ser la escena de una película que busca contar en sus imágenes per se el significado que traen los cielos ante la contemplación humana. Hay un registro que sin querer o queriendo, convierte todo el material en una oda a las artes, a la expresión misma de la belleza, y que puede ser leído, por supuesto, como un poema que, como todos, es libre de la interpretación porque en su contemplación y lectura, lo que impera es el sentir.
Entonces, ¿qué hay en el fondo de todo el material visual de un artista que ha conseguido los elementos necesarios para expresar las ideas agrupadas en su corazón? ¿Cuál es la necesidad y la inquietud en forjar un arte a partir de los medios que responden a su formación, su creatividad y muchas veces las limitaciones? ¿Cuánto hay de belleza en este trabajo registrado en el ciberespacio y cómo toca reconocerlo ante una pantalla?
Entrevista:
Eduardo Verastegui: Todo artista sostiene una biografía que con el tiempo se va ampliando. ¿Cuál sería la de Lennin Chirinos?
Lennin Chirinos: Bueno, nací en la ciudad de Caracas en el año 1981. Soy el del medio de tres hermanos. Mi primera revelación artística fue el dibujo, recuerdo que era muy feliz con una hoja y un lápiz. Mi mamá siempre decía que era la mejor manera de tranquilizarme. Aparte de rayar las paredes, entre otras cosas que se me cruzaran por el camino.
EV: ¿Dibujas actualmente? ¿Qué cosas recuerdas dibujabas con frecuencia?
LCH: Si, claro, lo hago de vez en cuando, y me pasa exactamente lo que me decía mi mamá, es una especie de terapia, me relaja muchísimo, aparte de exorcizar algunos demonios, dependiendo las circunstancias. De niño solo dibujaba garabatos, es lo que puedo recordar, otras veces rayas y siluetas sin sentido.Con el tiempo y la práctica, mis dibujos fueron mejorando, hasta llegar a un nivel más figurativo.
EV: Entonces, digamos que el dibujo fue el primer trazo que te conectó con las artes.
LCH: Si, definitivamente. Son vías de escape, como la música, el cine, la lectura, entre otras... Un universo personal.
EV: Me comentabas que hiciste parte de alguna carrera artística que no continuaste. ¿Allí lograste darle orden a todo lo que antes era una forma de terapia?
LCH: Si, fue un período muy corto, aunque sinceramente de nada me sirvió. Creo que mis ideas en relación al arte ya estaban bastante claras antes de comenzar a estudiar. Por eso decidí dejarlo y seguir de manera autodidacta.
EV: Bueno, el arte hasta cierto punto es autodidacta…
LCH: Así es, aunque para muchos el título es muy importante, como en toda profesión, una especie de logro. Pienso que se nace artista, con el pasar del tiempo se va enriqueciendo la creatividad.
EV: Sí. Tú dibujabas, te dibujaron, te dibujaste.
LCH: Exacto.
EV: Revisando tu material, pude intuir que nace en tiempos de pandemia. Así que, me gustaría comenzar por reflexionar acerca de lo creado en este contexto de encierro, ¿por qué?
LCH: Sí, toda esa parte audiovisual surgió como un experimento, ya tenía la idea desde hace mucho tiempo, solo que no había tenido la oportunidad de desarrollarla.
EV: ¿Hubo un momento en particular que dijiste: "listo, es ahora, lo tengo." y empezaste a hacer tus videos? Quiero decir, después de todo, eres consciente del sentimiento que te impulsó a hacerlo: ocio, soledad, ansiedad, miedo, etc.
LCH: Ese momento en particular llegó a la segunda semana de encierro. Parte de las ideas que tenía, mutaron en algo más personal. El único espacio que tenía disponible para ese entonces, era mi cuarto y parte de mi casa, de alguna manera tenía que sacarles provecho a estas cuatro paredes, y eso fue lo que hice. El ocio, la soledad, ansiedad, miedo y todo lo demás, pueden resultar muy estimulantes si lo sabes aprovechar.
EV: Dicen que la experiencia del arte también está enmarcada en el ocio.
LCH: La inspiración puede llegar en cualquier momento, hasta en momentos de ocio (risas)
EV: ¿Pero no sientes que hay una diferencia entre tener tiempo libre y tener ocio? ¿La inspiración en ambos espacios no viene de manera distinta?...Me parece que en el ocio están las actividades re-creativas.
LCH: Obviamente son cosas muy distintas, pero a nivel de creación no podría relacionar mi trabajo con ocio.Digamos que para ese entonces tenía un poco de ambas, cosa que estuvo a mi favor.
EV: A propósito de la creación: la creatividad (para Flanagan) se muestra al dar existencia a algo novedoso. En cambio, para Getzels y Jackson: "la creatividad es la habilidad de producir formas nuevas y reestructurar situaciones esteriotipadas"¿Dónde encajas tu proceso de creación?
EV: también es válido desechar estas posturas (risas)
LCH: Sí… (Risas) No sé exactamente donde ubicarme entre esas dos, de hecho, no me identifico. No creo que mi trabajo audiovisual sea muy novedoso que digamos, de hecho es muy experimental, mis herramientas son poco profesionales. La creatividad y la sensibilidad siempre serán lo más importante.
EV: Voy a volver a lo autodidacta como a la estructura del todo, el camino. Justamente usas tus propios conocimientos per se para construir tus trabajos. La referencia más importante es la propia creación, como si lanzaras de repente una pequeña idea y de ahí va surgiendo el resto. Corrígeme si en parte es así.
LCH: De hecho, mi proceso creativo es bastante complejo. Normalmente suelo tener una idea en mente, pero a medida que voy trabajando, esas ideas se van transformando. Tengo ideas muy raras, por eso muchas veces se me complica darles sentido a la hora de crear. La mayoría de las veces el resultado es inesperado, pero a la vez interesante y satisfactorio.
EV: ¿En parte es como un experimento, entonces?
LCH: Siempre lo ha sido. Un experimento, basado en un guión, que termina convirtiéndose en otra cosa (risas) Quiero decir, tratando de mantener la idea original.
EV: En Cazador de Atardeceres, por ejemplo, no me parece una obra experimental. A lo mejor tendría que empezar por saber por qué tu obra es experimental, ¿qué hace que sea una experiencia experimental?
LCH: Como te dije antes, todos mis trabajos son experimentales.
La idea original se basa en un guión, el mismo que dibujo por secuencias, como una especie de historieta. A medida que voy trabajando, esas ideas se van transformando constantemente, otras suceden al azar. En cierto modo, todo ese proceso enriquece la idea original, hasta llegar al resultado final. La música también juega un papel importante.
EV: De hecho la música me lleva a pensar en lo experimental. Las mezclas de sonidos que hay. Y con esto me refiero a todos tus vídeos.
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