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Un acercamiento a la creatividad

Abstract: the art of design


Isaac Ruiz


Reseñas


 

Muchas veces recorremos las calles y somos asaltados por la sensación de asombro o desagrado. Absolutamente todo cuanto nos rodea tiene un impacto visual en nuestras vidas; seamos grandes o pequeños tenemos la capacidad de apreciar los detalles en los trabajos que otros llaman legado.


“La curiosidad sobre la vida en todos sus aspectos continúa siendo el secreto de las personas más creativas” es una frase del aclamado periodista y publicista Leo Burnett, y parece que encaja perfectamente con la idea que el editorialista, escritor y diseñador de nuevas tecnologías Scott Dadich quiere mostrarnos a través de la serie Abstract: The Art of Design.



Esta serie, que cuenta ya con dos temporadas en la plataforma de Netflix, nos adentra en la vida cotidiana de artistas de gran renombre, mostrando que detrás de cada obra existe un proceso, estudio y esfuerzo. Pero ser artista es también divertido, tal como muchas veces insistió Picasso y como se evidencia en la serie al apelar al lado lúdico del espectador, incitándolo no solo a pensar sino a jugar. Hay muchos que incluso aseguran que luego de ver un episodio quedan con ganas de ser artistas.


La primera temporada, estrenada en el 2017, cuenta con ocho episodios. Cada uno nos muestra el trabajo de un artista proveniente de alguna área del conocimiento –como la fotografía, el diseño, la arquitectura, entre otras– que ha logrado sobresalir en el mundo por sus concepciones desafiantes.

El protagonista del primero no es nada menos que Christoph Niemann, diseñador reconocido por darle vida a las portadas de la revista semanal The New Yorker, la cual se centra en la vida social de la ciudad de Nueva York, pero que también cuenta con apartados interesantes de crítica, reportajes de investigaciones y ficción.


Christoph Niemann


A los lectores: Es importante que sepan que a partir de ahora habrá spoilers.


Niemann abre el telón con una frase que invita a la reflexión “Me encantaría sentarme y que se me ocurriera la fórmula perfecta para crear arte, pero no funciona así”.





Este resulta ser uno de los más dinámicos, pues durante gran parte de los 47 minutos que dura el episodio Niemann muestra distintas animaciones que ayudan a ambientar las ideas planteadas.


Uno de sus pensamientos que más retengo sería que lo único que podemos hacer para romper ese bloqueo mental (“¡No se me ocurre nada!”) es enfrentarnos a él y producir cuantas ideas malas podamos hasta que alguna brille.


Durante esta temporada podemos ver más genios creativos como el fotógrafo Platón, el diseñador de calzado Tiker Hatfield, la diseñadora de escenarios Es Devlin, entre otros.


Platon Antoniou / Es Devlin


La segunda temporada de esta maravillosa serie llega en 2019, y como muchos esperaban resultó ser tan mágica como la primera. Esta vez el encargado de abrir nuestros ojos y nuestras mentes es Olafur Eliasson, artista visual, arquitecto y diseñador, quien es presentado en el primer episodio. Considerado un artista de inmersión o un experto en los espejismos, genera experiencias relacionadas a las formas en las que podemos contemplar el mundo: este afirma que “lo que consideramos verdad depende de cómo lo veamos” porque “creamos la realidad a medida que atravesamos el espacio”. Parece ser una narrativa científica y confusa, pero debemos recordar que el arte es la capacidad única del ser humano para expresar, y al final somos un cúmulo de datos que no se aleja de la ciencia, sino que se une a ella para replantear nuestra cosmovisión del mundo y el universo, es decir, entender desde otro ángulo.


Olafur ELiasson


Los dos primeros minutos plantean una especie de expectación por el entorno. Mientras comienza su alocución, Eliasson nos invita a solo quedarnos con la luz de la pantalla desde donde vemos la serie (por recomendación, este episodio se aprecia mejor en una habitación con poca luz o puedes esperar a la noche), mientras comienzan a cambiar los colores y explica el efecto que genera y causa tanto en la persona como en el ambiente.


Lo realmente importante es la capacidad del artista de poder sumergir al espectador en un ejercicio lúdico en el que lo convierte en su “coautor” con el fin de que en el proceso pueda permitirse ver más allá de la realidad aparente. Resulta interesante el alcance de su inventiva para no convertirnos en televidentes, sino en hacer de nosotros parte de la experiencia, incitándonos a jugar y aprehender un poco más lo invisiblemente visible.


De sus trabajos más impresionantes podría destacar la instalación The unspeakable openness of things realizada en el Museo del Arte del Ladrillo Rojo en China, cuyo objetivo es sensibilizar al ser humano ante su espacio. En dicha muestra podemos observar cómo la luz juega un papel importante; los espejos, las ilusiones, todo forma un gran cúmulo de herramientas que brindan una experiencia única para cada individuo –sí: aunque parezca extraño, para cada persona, pues como se mencionó anteriormente la ciencia forma parte de su proceso, y aquí el juego entre el ángulo, el objeto y la persona son fundamentales, ya que la interacción de cada individuo según desde dónde mire le ofrecerá una conexión particular.


The unspeakable openness of things (2018), Olafur Eliasson, Museo del Arte del Ladrillo Rojo en China


Sin embargo, Eliasson no es el único que conjuga arte y ciencia. El segundo episodio introduce a Neri Oxman, arquitecta, diseñadora y profesora del MIT israelí-estadounidense reconocida por combinar la biología, el diseño, el arte y la arquitectura mediante la ingeniería de materiales para realizar intrincadas piezas bajo la impresión 3D.


Neri Oxman, por Noah Kalina


Para ello, se basa en el diseño ambiental y la morfogénesis digital, con formas y propiedades únicas en la realidad humana, pero comunes en la naturaleza.

Oxman tiene una frase muy conocida entre sus seguidores: “ecología material”. Su trabajo se centra en ciertas superficies llenas de colores, transparencias, texturas, formas de grandes escalas que son constituidas por materiales compuestos cuya dureza, pigmentación, tonalidad y forma se alternan de acuerdo al objeto. Estos son diseños que tienen una fuerte inspiración en la naturaleza y la biología, como es el caso de su obra Aguahoja.



En ella nos muestra perfectamente la unión entre la ciencia y el arte, y cómo algo tan intrincado y meticuloso puede ser tan sencillo y hermoso a la vista del espectador. Nos ofrece una estructura de 5 metros construidos a partir de componentes que abundan en nuestro planeta como lo son la celulosa, el quitosano y la pectina.


Fabricación de Aguahoja


Aguahoja es un proyecto donde la robótica hace lo suyo y permite al diseñador controlar formas, composición y el comportamiento de los materiales, para hacer una pieza que, por si fuera poco, es biodegradable: en alusión a la frase bíblica “del polvo eres y al polvo volverás” (Génesis 3:19), al entrar en contacto con el agua Aguahoja se transforma en ella y vuelve al ecosistema, traduciéndose en este particular a “del agua, al agua”.


Aguahoja (2019)


A diferencia de la primera, esta segunda temporada nos obsequia seis episodios que nos llevan a una dimensión distinta, existente, pero tal vez extraña. Sin embargo, al ver ambas, podemos rescatar varias ideas como:


1. ¡Sal de casa! Necesitas otros estímulos: Esta pareciera ser una noción predominante en varios de los artistas. Es necesario tener nuevas experiencias, apreciar cosas incluso banales como subirse a un bus, pues estas nos ayudan en el proceso creativo.


2. El arte es efímero, y la única razón es porque roza el futuro: En el segundo, tercer y quinto episodio vemos cómo distintos artistas coinciden con la idea de que el mundo cambia y que nosotros debemos cambiar con él o incluso saltarnos unos cuantos años y ofrecer esa experiencia a otros.


3. Abstractamente real: Una cosa es lo que pensamos en nuestras mentes, otra es lo que podemos llevar a la realidad. Estas no están alejadas, sino que deben coexistir en armonía para lograr enunciar un mensaje concreto dando espacio también a la imaginación.


4. Desde nuestras flaquezas: A menudo, nuestras debilidades pueden convertirse en algo, y ese algo puede resultar útil para ti y para otros.

5. Cada momento cuenta: Existe un dicho muy popular en el mundo y no es otro que “la práctica hace al maestro”, y el ámbito del arte no es una excepción. Cada vez que producimos lo que existe en nuestra imaginación las cosas se vuelven más claras, y por lo tanto son más divertidas.


No queda más que invitarlos a sumergirse en la pantalla de su televisor, smartphone, tablet, o cualquier dispositivo que permita acceder a la plataforma de Netflix, y darse la oportunidad de experimentar, jugar, sorprenderse y –¡por qué no!– crear.



 












Isaac Ruiz (Caracas, 1992). Licenciado en Ciencias de la información, actualmente residenciado en Cali, Colombia.

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