Cecilia Fajardo: ¿Cuáles son los riesgos que crees haber tomado con esta exposición? Riesgos en un sentido general, dentro del contexto de tu trabajo, frente a un público que tiene cinco años sin ver tu obra. ¿O podríamos llamarlo más bien sentido autocrítico o reflexión? Pienso que en esta exposición hay un sentido de autocrítica, un aspecto que ha estado presente en tu obra desde hace años.
Antonio Lazo: El riesgo es inherente al arte, porque el arte es construir un lenguaje mediante el aporte que has heredado, problematizando y conduciendo a nuevas interrogantes. Sin riesgo se llegaría a un momento de estabilidad contradictorio con la misma dinámica de la vida. Me hablas de una autocrítica, yo hablaría de reflexión porque es un término más amplio. Es también crítica a la sociedad, al pensamiento existente.
CF: Si pienso en la exposición al Contemporáneo* y esta muestra en la Sala Mendoza, veo que muchas ideas, de las formas de tu trabajo, las has transformado. No creo que hiciste un borrón y cuenta nueva -se acabó y empezó de cero-. Me parece que en tu trabajo actual hay una amplitud a otro nivel, que es menos puntual, ya no empleas una narrativa o una temática específica, tu reflexión es más abierta.
AL: Entre la muestra del Contemporáneo y ésta, me di una pausa en la que puse en entredicho la figuración modernista que conocía, con el premeditado fin de abordar lo desconocido por el camino desconocido. Aquí regreso a la figuración de manera menos estilística, en el taller, el paisaje, la línea horizonte, los muros… La ventana de luz (Hora Nona) es una ventana. Regreso a la figuración bajo un criterio distinto.
CF: En el catálogo MACCSI*, María Luz Cárdenas cita unas palabras tuyas que son: «Mitad cabeza y mitad corazón». Este aspecto es muy palpable en tu trabajo de esa época. El dibujo técnico por ejemplo, se contrapone a las pinceladas gestuales. Ambos aspectos estaban presentes, solo que en muchos casos la parte gestual tendía a sobreponerse a la que tú llamas cabeza. Lo que está ocurriendo en tu nueva obra, es que has logrado llevar la parte cabeza a un plano más prominente, sin dejar atrás la parte más intuitiva, estética. Tu lado más expresivo y gestual pasa a un segundo plano, pero tu sentido estético de lo que es el objeto en tu obra continúa muy vigente aquí.
AL: EL gesto es uno de los elementos de los cuales el artista se vale para conformar un estilo. En mi caso, este gesto que caracteriza mi trabajo -manifiesto en la muestra del Contemporáneo- comenzó a ser un impedimento desde el momento que me di cuenta que había perdido espontaneidad. Mi mayor esfuerzo ha consistido en poner voluntariamente los problemas, las ideas, por encima de la destreza de la mano.
CF: Podemos ver que no has abandonado la figuración, inclusive sigues trabajando con tela, con los mismos formatos además trabajas con los medios más tradicionales. Creo que uno de los aspectos más importantes de esta exposición es que has vuelto a mirar medios tradicionales como son el dibujo, el dibujo técnico, los fundamentos de tu formación académica para abrirlos a otra dimensión. Has podido continuar una investigación que venias haciendo, produciendo una obra contemporánea, no solo en el sentido del momento en el que estamos viviendo, sino contemporánea para ti, que tenga sentido, una dirección, que siga siendo una exploración.
AL: Considerar que las técnicas que sí mismas no determinan el progreso del arte, sino el cambio de ideas y su enfoque; es así como tras este criterio propuesto por Ernst Gombrich puedo hacer interactuar técnicas disímiles como el dibujo calcográfico elemental, con técnicas sofisticadas y actuales como el video en un mismo ambiente, del cual El taller es un ejemplo. Entiendo que toda exploración, si es de orientación incierta como lo es la artística, conduce a la aventura. Entiendo la vida como una aventura, el arte es una aventura y la aventura implica transformación, cambio permanente hacia un objetivo, que puede ser indeterminado; pero el principal interés es determinarlo algún día. Entonces el arte, la ciencia, la filosofía, el ser humano, son una aventura.
CF: Cuando traes tu taller de París a Caracas realizamos no solo un ejercicio dentro de lo que es la figuración y el concepto, a la vez el taller funciona a nivel conceptual y simbólico como testimonio del proceso mental y plástico de estos últimos cinco años; éste se transforma en el símbolo de ese proceso.
AL: Cuando trasladé el taller, es como trasladar acá mi actual visión del arte. El taller no es solo un espacio físico, este muestra mi pensamiento estético. Con materiales y recursos simples, llanos, mi criterio estético ha llegado a este estadio. Claro que estoy implicado totalmente porque el taller es donde paso la mayor parte del tiempo, donde pienso, dudo, reflexiono y trato de dar respuestas a todo lo que acontece, bien sea a nivel de las artes, bien sea a nivel afectivo, psicológico. Todo sucede allí. Usar el mecanismo de frotar las paredes, puertas y ventanas no es otra cosa que el testimonio de un cambio de conducta, de un modo distinto de pensar el arte. Yo podría muy bien dibujarlo, pintarlo al óleo, pero cuando lo hago bajo este enfoque es porque estoy en esa etapa. Hago lo mismo pero de un modo distinto. Yo traigo la huella de mi estado actual, como hombre, como artista que trata de nivelarse con los lenguajes de este tiempo, consciente de sus límites.
CF: Volviendo nuevamente al aspecto técnico, has simplificado en cierta manera tu espectro, al utilizar el dibujo como elemento estructurador principal, sin embargo simultáneamente has multiplicado los medios que utilizas. Por ejemplo: el dibujo ahora funciona de formas muy diferentes, desde Frottage, dibujo técnico, la letra pálmer y lo multiplicas aún más al incorporarl